Con la sospecha de que la industria de la música no va a ser capaz de producir nunca más otra estrella con una audiencia tan grande y globalizada -capaz de vender 750 millones de discos desde Riga a Río- el funeral previsto para hoy martes en Los Ángeles aspira a convertirse en uno de los espectáculos más vistos en la historia de la televisión. Con retrasmisiones en directo a todo el mundo que en España comenzarán en torno a las siete de la tarde, hora peninsular.
Especialistas en “ratings” no dudan en establecer comparaciones entre el luctuoso evento previsto en el Staples Center, la arena deportiva de los Lakers, con la llegada del Apolo 11 a la Luna hace cuarenta años. O con el funeral de la princesa Diana en 1997, al que la BBC atribuyó una audiencia internacional de 2.500 millones de personas. Pero ante una comunicación de masas dominada por múltiples canales, satélites, computadores y teléfonos celulares, resulta más complicado que nunca estimar esos números de audiencia.
En Estados Unidos, todas las grandes cadenas en abierto –y por supuesto los canales de pago como CNN o Fox News- piensan reorganizar su programación para acomodar la cobertura del funeral con una duración estimada de dos horas. Además de originar desde Los Ángeles programas especiales, incluidos los principales telediarios.
Se supone que habrá música de gospel y hagiografías suministradas por los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton. Además de actuaciones sorpresa. Según fuentes próximas a la organización, en la que participan los promotores de los truncados conciertos del rey del pop en Londres, se barajan nombres como Jennifer Hudson, Lionel Richie, Mariah Carey o Alicia Keys. Pero no se sabe si el espectáculo será de cuerpo presente.
Ken Ehrlich, productor de la gala de los Grammy que forma parte del equipo a cargo de estas peculiares exequias fúnebres, ha insistido en que todo este montaje será respetuoso y no una fiesta. Además de descartarse una procesión pública por el centro de Los Ángeles, a pesar del avistamiento de una carroza fúnebre de color blanco tirada por caballos.
Familiares y amigos tendrán también una ceremonia privada de despedida dentro del cementerio Forest Lawn en las colinas de Hollywood, donde Michael Jackson podría quedar temporalmente enterrado en compañía de otras estrellas como Sammy Davis Jr. o Humphrey Bogart. Sin haberse descartado todavía la posibilidad de convertir el rancho Neverland en una especie de morboso parque temático con la tumba definitiva.
Especialistas en “ratings” no dudan en establecer comparaciones entre el luctuoso evento previsto en el Staples Center, la arena deportiva de los Lakers, con la llegada del Apolo 11 a la Luna hace cuarenta años. O con el funeral de la princesa Diana en 1997, al que la BBC atribuyó una audiencia internacional de 2.500 millones de personas. Pero ante una comunicación de masas dominada por múltiples canales, satélites, computadores y teléfonos celulares, resulta más complicado que nunca estimar esos números de audiencia.
En Estados Unidos, todas las grandes cadenas en abierto –y por supuesto los canales de pago como CNN o Fox News- piensan reorganizar su programación para acomodar la cobertura del funeral con una duración estimada de dos horas. Además de originar desde Los Ángeles programas especiales, incluidos los principales telediarios.
Se supone que habrá música de gospel y hagiografías suministradas por los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton. Además de actuaciones sorpresa. Según fuentes próximas a la organización, en la que participan los promotores de los truncados conciertos del rey del pop en Londres, se barajan nombres como Jennifer Hudson, Lionel Richie, Mariah Carey o Alicia Keys. Pero no se sabe si el espectáculo será de cuerpo presente.
Ken Ehrlich, productor de la gala de los Grammy que forma parte del equipo a cargo de estas peculiares exequias fúnebres, ha insistido en que todo este montaje será respetuoso y no una fiesta. Además de descartarse una procesión pública por el centro de Los Ángeles, a pesar del avistamiento de una carroza fúnebre de color blanco tirada por caballos.
Familiares y amigos tendrán también una ceremonia privada de despedida dentro del cementerio Forest Lawn en las colinas de Hollywood, donde Michael Jackson podría quedar temporalmente enterrado en compañía de otras estrellas como Sammy Davis Jr. o Humphrey Bogart. Sin haberse descartado todavía la posibilidad de convertir el rancho Neverland en una especie de morboso parque temático con la tumba definitiva.
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